Después de tres días casi sin pegar un ojo y pedaleando en las más complejas circunstancias, el ciclista austríaco Jacob Zurl descansa en el hotel Blau Varadero, al norte de Matanzas. Ese fue el sitio que el europeo escogió para reposar con su familia tras surcar Cuba desde su extremo oriental, en la Punta de Maisí, hasta el Cabo de San Antonio.

Más de 1 400 kilómetros estaban en la hoja de ruta de Jacob, un fiel amante de los deportes quien, a sus 28 años, ya cruzó el Himalaya, superó en 48 horas los 28 789 metros de desnivel en el 2012 y ahora devoró las carreteras del archipiélago caribeño, luchando contra el calor, la humedad y la lluvia, el típico infierno climático tropical.

Zurl sabía a lo que se enfrentaba, pues dos años atrás ya estuvo en Cuba en busca del mismo objetivo, pero enfermó de dengue con fiebres altas, lo cual lo obligó a suspender la misma travesía.

“Escuché hablar de Cuba por primera vez cuando mis padres vinieron en el 2014. Ellos estaban de vacaciones y después me mostraron fotos del país, me contaron del modo de vida la gente, de la historia local y realmente quedé muy motivado para venir a pedalear”, recuenta el austríaco, mucho más relajado tras dos días de descanso.

En cuestión de un año puso en marcha el proyecto “Cuba, costa a costa, truncado parcialmente en el 2015 por la mencionada enfermedad. “Cuando tuve que irme sin poder ni siquiera comenzar el recorrido fue frustrante, pero en aquel momento dije que regresaría”, asegura Jacob, cuya convicción y constancia lo colocaron de vuelta en suelo caribeño.

-Después de la decepción sufrida en el 2015, ¿cómo encontrar de nuevo la motivación para intentar otra vez la gesta en Cuba?

-“Cuando llegué a Austria en aquel momento, el embajador de Cuba leyó sobre mis intenciones, supo de la enfermedad y se me acercó a interesarse por mi salud. Se convirtió en uno de mis grandes fans y no dejó morir la idea. Me apoyó con muchos contactos en la Isla que ahora han sido determinantes para lograr el record”.

-Es decir, Jacob no pedaleó solo en Cuba…

Ciclista austriaco Jacob Zurl
FOTO: Paul Zurl

-“Claro que no. El Inder, la Federación Cubana de Ciclismo, el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, las patrullas policiales que controlaron el tráfico y muchísimos aficionados fueron claves en la carrera, así como mi equipo, en el cual se incluyen mis padres Brigitte y Paul, mi novia Nina y el camarógrafo Daniel Gartner, quien pretende hacer un documental de esta experiencia. Además, dos choferes cubanos nos llevaron hasta el Oriente desde La Habana y después nos acompañaron de regreso toda la ruta”.

-¿Cuáles eran tus principales preocupaciones antes de la carrera?

-“Las condiciones climáticas de Cuba son muy duras, por eso estuve cerca de dos semanas entrenando en La Habana desde que llegué el 2 de abril. Pero lo que más me preocupaba era rodar con solo una bicicleta, porque si había alguna rotura demasiado compleja no se podía hacer nada.

Ciclista austriaco Jacob Zurl
FOTO: Paul Zurl

“Lo ideal hubiera sido tener dos, pero entre el gasto de trasladar un segundo equipo desde Austria y rentar otro auto en Cuba para hacer todo el trayecto, ya era demasiado costoso. Al final corrí con un equipo adecuado y muy seguro, aunque de cualquier forma pasamos por algunas situaciones estresantes bajo torrenciales aguaceros”.

-La altitud oriental, la llanura camagüeyana, las lluvias en Occidente… ¿cuál fue el tramo de mayor tensión?

-“He rodado bastante en Europa, crucé el Himalaya, por lo que los ascensos en la parte oriental del país no fueron muy complicados. Realmente donde más sufrí fue al sur de La Habana, en el tramo entre Nueva Paz y Pinar del Río, pues la carretera está en mal estado y con la lluvia no se podían ver bien los baches.

“En ese momento no se puede distinguir si estás frente a lluvia acumulada sin desnivel o ante un bache lleno de agua; no sabía con seguridad hay seguridad si iba por un terreno completamente llano. Eso fue peligroso, pues si vas demasiado rápido y le entras fuerte a cualquiera de esos baches puedes dañarte tú o romper la bicicleta”.

-Ese peligro se acentúa en las noches…

-“Exacto. Pedaleamos un par de noches durante el mayor tiempo posible, porque las condiciones climáticas son mejores, la temperatura es más baja y la humedad no golpea tan fuerte. Solo dormí en la segunda unos 15 minutos cuando ya estaba muy cansado.

“El resto de las paradas, tanto en la noche como en el día, sumaron casi cuatro horas del tiempo total. Muchas fueron para revisar cuestiones mecánicas, ir al baño y en ocasiones comer, aunque la mayor parte de los alimentos los ingería en el camino, desde arroz, papas y otros productos batidos, además de barras y bebidas energéticas con las que pudiera obtener las 400 calorías por hora que necesitaba. Solo al tercer día ya comí mucho menos y vomité varias veces”.

-En esos momentos críticos, importa tanto o más el factor psicológico que el físico…

-“Por supuesto, lo más importante es ser fuerte mentalmente, porque te enfrentas a situaciones muy duras y es clave no rendirse cuando estás al límite. En las noches, por ejemplo, aunque el clima no te golpea tanto, tu campo de visión se reduce en un 90%, solo puedes ver 15 metros al frente y para no fallar en esas circunstancias necesitas el máximo de enfoque y concentración”.

-¿Crees que puede llegar la monotonía si sigues en una práctica regular?

-“Empecé en el ciclismo a los 18 años, cuando mi tío abuelo me dio una bicicleta vieja que me alejó definitivamente de las velas en el novel semiprofesional. Desde entonces he vivido con mucha pasión en las carreteras, porque además de mejorar y fortalecer mi condición física, también he logrado ver con más detenimiento cada lugar que he visitado.

Ciclista austriaco Jacob Zurl
FOTO: Paul Zurl

“Cuando viajas en auto no puedes observar bien los paisajes, ni relacionarte tanto con la gente porque vas demasiado rápido. En la bici, en cambio, andas a 30 km/h a lo sumo y entonces reconoces mejor todo”.

-Tras vivir esta experiencia al límite, ¿qué viene para Jacob Zurl?

-“No tengo una lista de objetivos en la cual voy tachando escenarios. El ciclismo es un modo de libertad, tú puedes escoger la ruta, ir adonde quieras a conocer y a fortalecerte mentalmente. Ahora no tengo ni idea de cuál será la próxima parada, solo sé que estaré cinco días de vacaciones en Varadero y luego a casa.

“Sí me siento muy satisfecho por todas las publicaciones europeas que han reflejado el record en Cuba, por los correos con tantas personas felicitándome. En honor a la verdad he vivido unos días magníficos, porque corrí con tranquilidad, con mi mente descansada y muy concentrado gracias al gran grupo de personas que se involucraron en los aspectos organizativos y garantizaron cada detalle.

Ciclista austriaco Jacob Zurl
FOTO: Daniel Gartner

“He dedicado dos años de mi vida a este proyecto, he puesto todos mis pensamientos y fuerzas para que salga adelante. Ahora, ya con el éxito seguro, estoy muy feliz”.

Imágenes cortesía de Paul Zurl y Daniel Gärtner