Cuentan que era delgado, delgado y negro, casi azul prusia. Así hablan, dicen, “chismorrean” un poco, los que conocieron a Eligio Sardiñas. Bueno “Kid Chocolate” para esclarecer las cosas. Cuentan también que “Chocolate” detuvo el tráfico en la Gran Manzana de Nueva York cuando el título mundial. Dicen que entonces la sombra de aquel jueves en que detonó el crack del 29 parecía no importar. El “Kid” ganó y los entendidos comentan que antes del match entre Joe Luis y Max Schmeling, aquello fue lo más sensacional en materia boxística.

En aquel entonces Sinclair Lewis ganaba el Nobel de Literatura y Babbit encarnaba al típico burgués americano que desde entonces se abría paso en Chicago, Minneapolis y todas las grandes ciudades situadas a derecha e izquierda del río Hudson. En medio de ese mundo “Chocolate” se coronó como rey del ferviente pugilismo que entre rimbombantes anuncios recaudaba bastante dinero y sumaba a multitudes de fanáticos a este deporte. Solo el traspaso de Babe Ruth a los Yankees de New York,- también ocurrido por esa época -, solo ese suceso pudo haber opacado la hazaña del cubano.

El “Kid”, se fue a París a gastar su dinero en bebidas y mujeres. Allá se encontró con Carlos Gardel y ambos se robaron el show. Esto lo supe por los fragmentos de un documental que le hicieron a Eligio allá por los años 80. Ahí, igual de flaco, ya bastante viejo y demacrado, “Chocolate”, hablaba de sus peripecias en el profesionalismo y en su vida personal. También supe hace poco por palabras de Alcides Sagarra que Sardiñas es avalado como el “padre” del boxeo cubano.

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La sombra de Schmeling se ve pasear por el ring. En los rostros de cada aficionado se ve el biotipo de hombre corpulento y enjuto que evoca al otrora campeón mundial de pesos pesados. Dicen que Emil Ludwig pensó hacer una biografía de Max y que Gunter Grass como gran engreído que es, casi lo olvida en El tambor de hojalata.

La acción transcurre en Hamburgo. El Campeonato Mundial de Boxeo (amateur) toca a su fin. Si, es Hamburgo la misma ciudad que deslumbró a Fredy Mercury y en la que Frederick Forsyth sitúa al protagonista de una de sus novelas más famosas,- Odessa.

Kid Chocolate vs. Lew Feldman
Kid Chocolate vs. Lew Feldman. FOTO: Wikipedia

“… Esta es la mía,… es ahora… ahora coñooo…”- piensa Erislandy Savón mientras llavea a Evgueni Tichenko y en rápida combinación le suelta sendos rectos que frisan el mentón del ruso. Erislandy parece una máquina, Vasily Levit ya salió de su camino y está más confiado, se siente seguro, Tichenko no sabe como descifrar al cubano. Para el tercer round todo está decidido y al sonar la campana el cubano levanta su mano en señal de victoria. Segundos después tras ser declarado como vencedor, Savón abre los brazos, como agradeciendo a Dios, piensa en su tío Félix, en que tal vez no lo iguale, pero al menos ya es campeón mundial y eso lo tranquiliza.

Con el título de Erislandy, Cuba se título por equipos en el torneo. Las cinco medallas de oro de Hamburgo superaron a las cuatro de Doha. La isla trata de afianzarse dentro del repuntar que la ha situado una vez más en la élite del boxeo en el orbe.

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Yosvani Veitía, Yoanis Argilagos, Andy Cruz, Julio César la Cruz y Erislandy Savón, con sus victorias me hicieron pensar en “Chocolate” y su historia, en toda la gloria del boxeo cubano y sus leyendas. Pensé también en Rigondeaux, en Gamboa en todos los que en el profesionalismo se abren paso a puro jab y forjan su hoja de servicios con títulos mundiales también. Entonces me pregunté,- obvio pero me pregunté, ¿Por qué?, ¿Por qué cubanos por aquí y por allá?, ¿Por qué los filipinos adoran Manny Paquiao como lo más normal y yo debo creerme que esos títulos mundiales son lo único?, bueno los títulos del Mundial Amateur, – ¡ lo máximo! dirían algunos e ignorarían otros. Una vez más la metodología o el no se que del miedo es lo que se impone,… es lo mismo que usaron tantos en la historia,.. Franco, Hitler, Mussolini, Fouché y aquí en mi isla, la suya, la de todos,… nadie escapa,… ni el deporte,… ni el boxeo.

Julio César La Cruz
Julio César La Cruz. FOTO: AIBA

Hace días hablaban en la televisión nacional sobre la pelea entre Maywather y Mcgregor,… que si fue un show,… que si fue un teatro para que Floyd aventajara a Rocky Marciano como el profesional con más éxitos; en fin grandes “ especialistas ” hablando,… bueno creían ellos que disertaban pero para mí solo hablaban y eso me encolerizaba . ¿Por qué hablar tanto de un australiano y un estadounidense?,… bueno hablen,… pero hablen de Rigondeaux y de Gamboa, de los otros cubanos que en el profesionalismo brillan de igual modo,… ¿Qué pasa?,… ya sé,… sabemos ¡ehhh!,… es el miedo,… flash back, volvemos al comienzo.

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Cuentan que era negro, que era negro y era un orgullo. Así hablan de “Kid Chocolate” los que lo conocieron. Hablan también de Teófilo Stevenson y de Félix Savón. ¡Qué grande el deporte cubano! , ¡Qué inmenso el boxeo de la isla!…. bien,… ahora creo que estudiaré música y escribiré una sonata, una balada o una opera en su honor.

Imagen cortesía de FOTO: AIBA