El fútbol de primera categoría en Pinar del Río es una pálida sombra de aquel mítico once que en las décadas de 1980 y 1990, y principios de este siglo conquistase siete títulos nacionales: 87, 88-89, 89-90, 91-92, 95, 99-00, 06-07.

Lejos también en el recuerdo, están los dos subcampeonatos conseguidos en la Copa de Campeones de la CONCACAF (1989-1990) y la estirpe ganadora que convirtió al FC Pinar del Río en uno de los mejores clubes de todos los tiempos en nuestro país. Hoy el panorama es poco halagüeño.

A pesar del esfuerzo de técnicos y jugadores, el plantel no logra siquiera incluirse en la primera división del balompié antillano, puesto al que no accede desde hace tres campañas. La crisis La división político-administrativa en 2010 dejó a la provincia sin los municipios de Candelaria, Bahía Honda y San Cristóbal.

El reajuste significó un duro golpe para el fútbol local, pues esa zona concentraba no solo el colosal estadio La Bombonera, sino también, la Academia Provincial de Fútbol y una de las aficiones más fieles del país.

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FOTO: Carlos Bauta

Además de cercenar la cantera de jugadores que esos territorios aportaban, el reordenamiento implicó para la dirección de deportes en Pinar del Río crear una nueva infraestructura de alojamiento, implementos deportivos y canchas.

A la sazón de tales cambios, el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) y varios organismos lograron habilitar la Academia Provincial en las instalaciones de la antigua Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA), sin embargo, ello no consiguió mitigar la crisis.

Si bien mejoraron las condiciones de vida de los atletas, hasta la fecha se adolece de un terreno con las medidas oficiales y un césped con las condiciones mínimas requeridas para entrenar y competir.

En cancha de nadie Aunque originalmente se ideó habilitar la cancha aledaña a la Academia como sede oficial del equipo, sus pésimas condiciones obligan a los futbolistas a desplazarse hacia el terreno de la Facultad de Deportes Nancy Uranga.

Como es lógico, eso supone un aumento en las cargas de entrenamiento de los atletas, quienes deben recorrer varios kilómetros en el traslado a esa sede. <<Ello influye en lo que llamamos “cargas invisibles” que es cuando el atleta además del esfuerzo que hace en el entrenamiento tiene que hacer otro extra>>, afirmó Francisco Sotolongo Hernández, uno de los entrenadores del equipo.

En ese sentido Doel Hernández, comisionado de fútbol en Pinar del Río aseguró: <<En la provincia no tenemos en estos momentos un terreno, estamos trabajando en el de la facultad pero, a veces, se nos dificulta la preparación por los horarios de clases del centro y el estado del césped, es decir, estamos prestados>>.

La inexistencia de un estadio con las condiciones mínimas de juego ha hecho que, durante el último quinquenio, la cantidad de topes y torneos oficiales realizados en Vueltabajo haya sido nula.

Se trata de otra limitante que atenta contra el desarrollo del fútbol. Por sus características, el club pinareño es un equipo de mucha rapidez y excelente delantera, pero adolece de buen toque al balón por lo que necesita de una sede con amplias dimensiones y un césped uniforme.

<<Al entrenar no podemos desplegar toda la velocidad que pudiésemos porque hay posibilidades de salir tocados, de hecho, ya muchos de los muchachos lo están>>, dijo Juan Carlos Puentes, defensa central y capitán del seleccionado.

Por si lo anterior fuera poco, la desmotivación de los jugadores y la oportunidad de contrataciones en el exterior han privado al once pinareño de figuras claves en su nómina. Por ejemplo, el defensor Jorge Luis Corrales —emigrante— y el delantero Maykel Reyes, ambos miembros de la selección nacional.

Terreno de fútbol en Pinar del Río
FOTO: Carlos Bauta

 Para lograr el regreso a planos estelares, todavía se necesitan resolver en Pinar muchos problemas objetivos y subjetivos que mellan el desarrollo del fútbol.

Algunos pasan por las consabidas limitaciones económicas que cada vez más limitan al deporte cubano, sin embargo, otros como el mantenimiento de los terrenos y la poda de su césped requieren de gestiones e inversiones mínimas por parte de los entes rectores del INDER. Ojalá, más temprano que tarde, el deporte más bello del mundo vuelva a llenar estadios en Vueltabajo, pues por ahora solo despierta nostalgia entre quienes vivieron su época de esplendor y tristezas, entre quienes viven su presente.

Imagen cortesía de Carlos Bauta Lara
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