Era casi la una de la madrugada del 16 de agosto y, en una porción de la famosa arena de Copacabana, casi 10 mil personas deliraban con un partido de voleibol de playa. La masa verdeamarelha esperó el último encuentro de la jornada para disfrutar del juego de un dueto prácticamente desconocido que se había ganado el corazón de la gente. En la cancha no había ninguna pareja brasileña: disputaban las semifinales los cubanos Nivaldo Díaz y Sergio González

Mientras se escuchaba con fuerza el nombre de Cuba, la encarnizada batalla con los rusos Konstantin Smenov y Viacheslav Krasilnikov tenía matices sobrehumanos -de infarto-, como decía una colega cubana que no paraba de saltar en las gradas de la instalación deportiva

Después de dos trepidantes primeros sets (20-22 y 24-22), el tiebreak fue más de lo mismo. Los antillanos consiguieron una ventaja de 13-10 que parecía definitiva, pero se esfumó cual apretón de garganta, convertido en asfixia cuando un saque europeo dio en la banda superior de la net y, en segundos eternos, la pelota caprichosamente cayó inmaculada en cancha cubana. Fin de la historia. Ganaron los rusos 18-16

Más de 35 días después de esos sucesos me en cuentro nuevamente con la pareja de voleibolistas cubanos sin aquel desconsuelo que tenían en la zona mixta de la playa carioca. Sergio y Nivaldo regresaron del gigante suramericano y fueron sorprendidos por las muestras de cariño por ese quinto puesto en los olímpicos. Pero es que, medallas aparte, el dúo protagonizó una de las páginas más disfrutadas en los Juegos -incluso aquel sufrido partido ante los rusos.

Después de una sesión de fotos, Sergio -26 años y 195 centímetros de estatura-, fue el primero en contestar las preguntas de Play-Off sobre la aventura brasileña y algunos necesarios antecedentes.

«Creo que todo comenzó en el mundial de 2015, con el noveno lugar. Fuimos creciendo como pareja, con la química necesaria. Enfrentamos dúos de primer nivel y nos sentimos en condiciones de ganarles. Además, en el circuito NORCECA ya habíamos demostrado que nuestro voleibol tenía para más», refirió el holguinero.

Por su lado, el habanero Nivaldo agradeció a la segunda pareja de Cuba, conformada por Daysel Quesada y Karel Peña, quienes aportaron en el preolímpico para que la Isla se llevara el cupo en disputa.

[quotes quotes_style=»bpull» quotes_pos=»center»]«Al regresar fueron sorprendidos por las muestras de cariño por ese quinto puesto olímpico»[/quotes]

«Ellos tienen mucha calidad y eso nos obliga a estar siempre en forma. No podemos aflojar en los entrenamientos», dijo el joven de 22 años y dos metros de altura.

¿Esperaban la excelente actuación que protagonizaron en Río 2016?

Sergio: «Sabíamos que podíamos tener un resultado convincente. Estábamos preparados desde lo físico y lo psicológico. A pesar de que fueron a la Ciudad Maravillosa parejas de mucho nivel, tenía mucho optimismo, y así se lo hice saber a mi compañero».

¿La primera victoria ante los brasileños Pedro Solberg y Evandro Gonçalves fue el catalizador de lo que vino después?

Sergio: «Imagínate, eran los segundos del ranking y además estaban en su casa ante más de 10 mil espectadores. Fue un juego muy reñido. La gente quería verlos ganar, pero supieron reconocer nuestro esfuerzo y el voleibol que estábamos regalando. Al final vencimos y creo que desde ahí nos fundimos en una relación especial con el público».

Sergio González.
Sergio González. FOTO: Hansel Leyva

Nivaldo: «En ese choque también tuve que poner a tiro mi prearranque; fue lo más complicado. Era mi primera experiencia olímpica; fue una mezcla de presión y emociones. Ya en el calentamiento previo pensé que no tenía nada que perder y sí mucho por ganar. El público hizo lo suyo y consiguió un ambiente acogedor para jugar voly. Pocos podían creer que dos desconocidos dejaron fuera a ese par de ídolos locales, medallistas en mundiales. Por eso siempre tuvimos el favor del respetable».

En el partido de cuartos de final ante los rusos estuvieron muy cerca de la victoria. ¿Bajaron la guardia o aumentaron la confianza?

Sergio: «Ninguna de los dos. En ese tiebreak sí hubo un momento en el cual pensé que el triunfo era nuestro, pero seguimos dándolo todo. En esos finales el defensor ruso Krasilnikov hizo salvadas fenomenales. También hay que darle el crédito a los rivales. Solo puedo asegurar que esa pareja no nos gana nunca más. Esa espina me la tengo que sacar».

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Nivaldo Díaz: FOTO: Hansel Leyva

Nivaldo: «Fallé un ataque en el final del tiebreak que podía inclinar la balanza a nuestro favor. Me estaban saliendo bien las cosas en la competencia, pero creo que en esos instantes me preocupé demasiado por hacer el punto. Dejé de generar voleibol y cometí errores. Cuando el partido concluyó me hice muchas preguntas; pasé mucho trabajo para asimilarlo. Fueron muchos los que me apoyaron, esa fue la clave para recuperarme».

Es casi inminente su participación en el próximo circuito mundial. ¿Hasta qué punto los ayudaría esta inserción?

Sergio: «Sería genial para nuestro rendimiento, porque uno se adapta a jugar a ese nivel y sabes cómo resolver en situaciones de presión. Eso fue lo que nos sucedió en Río: nos faltó serenidad a la hora de tomar decisiones. Estamos muy esperanzados y si se cumple se pueden esperar noticias muy agradables de nosotros en el camino a Tokio 2020».

Nivaldo: «Confrontar con los mejores del mundo ayudaría a estabilizar nuestro rendimiento, así como también elevaría nuestra capacidad mental y la experiencia competitiva. Ya hemos demostrado que en lo físico y técnico podemos medirnos con el primer nivel. Todavía tenemos mucho para dar».

Fueron segundos eternos los que corrieron mientras aquella pelota dio en el borde de la net y caprichosamente siguió su curso hasta el silencio total en la Arena de Voly de Playa. Unos pocos rusos saltaron de alegría. Copacabana enmudeció, como si quisiera que el silencio regresara las voces que corearon Cuba, Cuba, Cuba… para agradecer a un par de desconocidos que enamoraron, con su entrega, a miles de fanáticos.

**Entrevsita realizada en septiembre de 2016, tras la participación de ambos en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016